Una de las razones por las que he abierto este bloc es porque últimamente los días parecen ser eternos por la cantidad de preguntas e incógnitas que rondan por mi cabeza, la cantidad de pensamientos negativos y quizás, también realistas en los que veo un futuro de soledad. Y por esto sentí que debía plasmar esos pensamientos en algún rincón que pueda servir para calmarse momentáneamente, o incluso algún día leer estas palabras y poder guardarlas en el libro de anécdotas.
El sentirse solo es algo que me lleva de cabeza desde hace tiempo, pero nunca había sido hasta este punto que va en continuo aumento. Un punto en el que de momento, estés haciendo lo que estés haciendo, vuelve esa sensación de soledad y te arrebata las ganas de todo dejandote a cambio un nudo en el estómago y mucha, mucha tristeza. Y no encuentro la forma de quitarme de ese estado hasta que no me acuesto por la noche y dejo que el sueño olvide esa sensación por unas horas hasta que en algún momento al día siguiente, vuelve cuando menos te lo esperas. Antes al menos la música apaciguaba esa sensación, ya que siempre he dicho que aquel que escucha música siente que su soledad de repente se puebla, pero ahora ni eso.

Así que hoy cuando han vuelto esos pensamientos he decidido ir a pensar a un lugar muy especial al que fui de pequeño con mi hermano, y que desde que he podido voy a menudo a pensar para desconectar. Mientras estaba allí tirado entre el silencio recordando cuando fui allí por primera vez, se ha cruzado por mi mente lo que pensaba cuando era un niño, recordando cuando envidiaba a las parejas que paseaban juntos y se les veía tan bien, cuando veía todo tan fácil y daba por hecho que yo con esa edad iría a ese lugar con alguien que te escuchase y a quien escuchar, y te apoyase en tus momentos malos y buenos. Pero no ha sido así. Ahora no todo es tan fácil como parecía, los años pasan, y veo como se consumen poco a poco aquellos sueños de los que estaba tan seguro y que siempre he querido cumplir. Quién me lo iba a decir.